jueves, diciembre 14, 2006

Necesidad



No es necesario decir te extraño
Porque aún estando a tu lado lo sigo sintiendo
No es necesario darse cuenta que cada segundo es una eternidad sin ti
Porque aún estando a tu lado siento que el tiempo se agota.

Lo que si es necesario es mirar tu foto a cada momento
Porque en la distancia es lo único que tengo para plasmar mis sentimientos
Lo que si es necesario es acordarme que tú existes a mi lado
Porque sino volvería a caer en ese mismo vacío que suelo visitar.

No es necesario comentarle a la gente de tu existencia
Porque ellos lo saben mirando mis ojos
No es necesario temer a lo que la distancia dice
Porque la cercanía se hace presente mientras más lejos se esté.

Mucho es necesario y mucho es innecesario
Lo que tú eres… nadie más lo es.

martes, noviembre 28, 2006

Volando en un paralelo.



Entre las sombras y la claridad
Escribo tal

No tan claro, no tan oscuro
Entre el cielo y mi cabeza

Miro tal
Tales cosas que no puedo mirar

Porque entre tus besos y los míos
Persiste la duda inquieta
Que roza nuestras posibilidades

Y desmembra nuestra pasión

Entre los sueños y la lucidez sin cordura

Pienso tal
No tan real, no tan cierto

Entre el vacío y el pequeño vacío

Trato de llenar tal

Tal esbozo de continuidad

Porque entre tú y yo aún existe

Esa distancia que no es física

Pero se acaba cuando nos distanciamos

Entre las sábanas y la intemperie

Respiro tal

Entre una guitarra y un violín

Escucho tal

Tal sinfonía que me enternece

Porque pienso en ti

Y siguiendo el silogismo de mi ser

Me doy cuenta que a veces

No sé ser ser cuando estoy contigo

Entre el silencio y la algarabía

Recuerdo tal

Entre las miradas y los pestañear

Entre el ocultismo y el fuero interno

Entre el alma y la esencialidad

Me doy cuenta de tal

Tal claustro natural de nuestros seres

Tal cajita de sorpresas

Que no sé si nos la regalaremos

Entre el tiempo y el espacio

Existe tal paralelismo

En que estamos tú y yo

Entre la niebla y los labios de la adversidad

Entre nuestros cuerpos y nosotros mismos.



jueves, noviembre 09, 2006

La soledad de una ventana



Seducido por la soledad
Mira hacia mi ventana
Y ve ese paisaje
Desconocido y abandonado
En que las horas pareciesen no pasar
O pasan demasiado rápido
Como mi alma de viejo
En un cuerpecillo
Donde la muerte se vuelve melancólica
Añorando espacios morbosos y putrefactos
Conducidos por añadidura
Como claveles a la tumba
Como lágrimas perdidas en un todo absoluto
Que viene a ser la nada
Disfrazada de muchedumbre y caos
Parafernálico y austero
Como mi mirada hacia cada alba
Como mis pensamientos a cada arrebol
Como mi copa vacía y tirada
Dilucidándose en el movimiento abstracto
En el pesar irracional de lo inusitado
Donde me pierdo y anochezco
Tocado por un vacío
Y alabado por una superficialidad
Que augura un mero deseo hacia el sonido
Sinfónico pero asimétrico
Convertido en el límite donde todo nos abate
Y pensamos
Sintiendo
Que estamos alicaídos
Besados por el segundo huérfano e irónico
Sumergidos en las arrugas de los libros
En el regazo de sus hojas
Y en el contorno de sus palabras.
Mira mi ventana
Y dime que ves
Claro, una ventana
Mira hacia mi ventana
Su esencia es mostrar su interior
Mira por mi ventana
Y piérdete en el leve sentimiento
Rodeado por un aura estigmatizada
Por colores y funciones
Rubores y aliños
Canciones y miradas
Sonrisas y lamentos.
Descansa
En el tibio fulgor del paisaje
Que muestra mi ventana
No mires mis ojos
Ya que están borrosos
Por la densa lágrima
Y neblinosos
Por la amalgama de sentimientos
Que solo conducen a un pestañeo
Y todo cambia
Mira mis pestañas y balbucea las causales
Que son el trasfondo de una coincidencia
Veloz y desapercibida
Piérdete en mis horas
De temor y confianza
Y mira mi ventana
Te das cuenta que está sola
Pero te demuestra muchas cosas
Le suelen llamar: a través.
Seducido por la resignación
De los ojos que ven lo que no tienen que ver
Todos conocen el tiempo
Pero le dejan pasar sin hacer nada al respecto
El tiempo fue seducido por la soledad
Y llora cada vez que puede
Él no hace nada en vano
Y todos lo saben
Pero nadie lo toma en cuenta
El no tiene una ventana
Está desnudo
Mostrando toda su intimidad
Y todos sus detalles
Pero nadie se fija en aquello
Todos caminan sobre sus campos y huertos
Pero nadie le reconoce un honor
El tiene una esperanza, un sueño y una sonrisa
Acabada y dolida
Muerta, viva, casi muerta y casi viva
El no tiene un “a través”
El es.
No miren mi ventana
No se fijen en sus detalles ni en su estructura
No miren el polvo que la envuelve
No miren sus manchas ni sus trizas
Hecha trizas y sin remedio
Tullidas e impávidas
Como grieta en la tierra
Como grito al vacío
Y es que el inconsciente juega con todo
Se esconde y paraliza
Perpetúa y extirpa
Como ente paralelo
Como ruiseñor de nuestras alturas más bajas
Deslizándose en los laberintos de nuestra existencia
Creándonos un túnel
Oscuro y único
Limitado y de una sola dirección
Miren más allá de mi ventana
Allí yace el inconsciente
Que a veces duerme
Que a veces corre lejos y fecunda
Donde nadie puede saber
Vamos
Búsquenlo
Y sean conscientes
Porque una ventana no es más que un “a través”
Y está en ese lugar no para que la miren.
La verdad es que los ojos son algo tan bello
Sus colores y matices
Formas y tamaños
Poseen una particular complejidad
Es cierto, también miran
Observan y analizan
Los ojos fueron seducidos por la soledad
Aquella ausencia del todo
O aquella ausencia de la nada
También suelen llamarles: a través
Mira mi ventana
Y dime que ves
Y serénate con lo que allí encuentres
Porque es algo único
Y está desnudo
Bebe de aquello
Para que sacies la profundidad
Mira mis ojos
Porque ellos no solo están ahí para mirar
También los pueden mirar
Y mirar lo que allí se ve
Porque son mi ventana.


lunes, octubre 23, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...



Diálogo octavo


- El ir y venir... gran cosa esta. Claro, aparte de lo literal, respecto a todo el enjambre de ítems que puedas abarcar. No quiero hablar de extensión sin profundidad, es solo que suelen nacer ciertas situaciones en la cual las palabras ya no se tornan tan universales, ya no se tornan tan protagonistas, ya no son ellas las que te hacen saber algo, las que te expresan algo, sino que comenzamos a interactuar con otro tipo de lenguaje, que tampoco son las miradas, que tampoco es el silencio, que tampoco es el entendimiento al instante ni siquiera el inmediato. Creo que podríamos hablar de un subentendimiento, aunque no quiero rozar la virtud de la inteligencia, no es necesario a cabalidad. Esto va tomado de la mano con un contexto que en algún momento se adhiere a tu piel y te pinta un paisaje el cual no es el arrebol común para la gente, sino un paisaje por la cual has vivido y sentido y que no va más allá de lo particular, sus límites se concentran en la precariedad en cuanto a la cantidad, en cuanto a la similitud de las razones unipersonales que conllevan a esa fragmentación a lograr cierto todo, por lo tanto, este ir y venir, para aquellas personas les sonará familiar, incluso, les sonará como una canción que les sorprenderá por el adherimiento tácito y magno sobre esta tesis…

- ¿Y qué sería, entonces aquella extendida tesis?

- … La tesis sería el ir y venir… el argumento se logra apreciar en cierto grado en aquella introducción de lo que acabamos de hablar. Está bien, si piensas que sólo es un prospecto de introducción, puedo entender, sin embargo insisto en que no leíste las contrafrases… he ahí a lo que quiero lograr expresar…

- Espero te expliques…

- Explicar… está bien, pero el problema no es el explicar, sino la abertura de entendimiento que se tiene de lo que necesariamente no se debe redundar en cuanto a la explicación, es decir, como alguna vez una mujer me lo dijo… ¿Porqué todo tiene que ser tan evidente? Me sorprendí… indagué, asimilé, y los momentos me respondieron, el tiempo me habló, con su voz de brisa y su tono de inexistencia y… por lo menos en aquel contexto la razón fue para aquello. Alejando el tema casuístico, que se subentiende está adherido a casi todas las cosas, hay un punto estándar sobre el cuál quiero someterme, claro, sobre este ir y venir. Una situación relativa e inquieta que nos moviliza a un inconsciente sumiso, inconsciente porque sólo actuamos como animales que somos y sumiso porque hay una coexistencia de resignación con respecto al movimiento supranatural que nos conlleva y nos guía, sin que queramos concientemente, sin que a veces nos demos cuenta de aquello. Y ahí va un punto de inserción, el cómo somos movidos por esencias supranaturales, y como nos acaecen situaciones que demarcan un estigma no usual y el cómo actuamos el resto del tiempo respecto a ese hecho que nunca vimos, que nunca supimos, pero que de alguna manera lo sentimos de manera inherente… ahí va todo ese subentendimiento, un saber tácito, una conciencia límpida antes que comiencen a colonizar las enseñanzas sociales a lo largo del paso del tiempo mientras crece el mundo, y cuando se hacen presente, todo ese subentendimiento avanza de manera paralela, siguiéndonos como una sombra al asecho de todos nuestros pasares y pesares, actos e inercia, razones y pasiones, risas y llantos… en fin. Hay que tener en cuenta que las palabras nos abren caminos, nos muestran y nos explican realidades y sucesos, nos abren los ojos ante mundillos inciertos y a veces volátiles, pero no son la pasarela a todas las entradas, no son el combustible para poder viajar por esta vida, ya que hay límites infranqueables, entonces las palabras se acaban y se convierten en una ventana, mostrándote un abismo el cuál tienes que conocer y explorar con todos tus sentidos y sin ellos… esos mundos etéreos y frágiles, inconstantes y poderosos hasta más no poder, incomprensibles y sabios, escurridizos e inmanentes… aquel sentir…

- Ya veo… entiendo, pero no; no concibo, pero acepto. Ahora comprendo porqué hablabas sobre la canción que se puede hacer conocida… que puede sonar muchas veces en nuestra radio, pero no es nuestra, aunque la comprendamos y la sintamos, nunca va a estar adherida a nuestra piel…

- En efecto. Aquella canción puede parecer incluso, estar hecha completamente sobre nosotros, tornándose tan similar, tan adherida a nuestra naturalidad, pero al fin no conocen la esencialidad misma, la sombra que camina tras nosotros y que nos inunda de parafernalia inverosímil, no común… Espero tampoco se entienda que esto se trata de una especie de piedra filosofal, ni de un elixir. Esto no se trata de la cuna de la vida ni nada por estilo… quién oiga esta canción en este momento sabrá de lo que hablo…

- ¿Y tú la oyes?

- ¿Qué crees tú?...



Por el momento, estos ríos metafísicos quedaran en este dialogo, para pasar a otros respectos... por momentos.

domingo, octubre 15, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...






Diálogo séptimo
- A veces, solamente cabe persistir en una maquinación, estar dentro de un sistema motorizado por la inercia. Lo triste es que no se debe, no debe ser así, por ningún motivo debería siquiera haber vestigios de mecánica. Pero, es el lugar correspondiente a situaciones impredecibles, inalterables e irreversibles; como permanecer en el purgatorio. No es caer en el abismo que te presenta el infierno, siendo parte de lo errático, siendo un alma de actuación aberrante y estar inmiscuido en la proliferación de lo insano y moralmente detestable, como también estar en una situación detestable por la adversidad que nos infunda su lado más práctico posible. A veces siendo víctimas, a veces siendo los victimarios de conciencia inapelablemente promiscua, deliberando las raíces que hacen crecer la morbosidad de todo lo vivo. No es visitar ese estado infernal en que nuestro semblante se denigra y muta, haciendo que nuestra estadía y nuestro funcionar sólo sea un cadáver caminando en la sombra de lo incierto, vistiendo su túnica de color maldito y adoptar cada frío de desesperación que nace de los ruidos mortuorios acaecidos en la penumbra de la agónica irreversibilidad que posee nuestro destino. No es plantarse en ese terreno de fuegos y pesadillas con carácter permanente y emanar una durabilidad que desata pena y aflicción, lástima y juzgamiento. Es simple y complejamente, un purgatorio. Bajar de esos cielos de plenitud iridiscente donde la lluvia no te golpea, sino que te acaricia y saber que ahora las sonrisas no son un esquema que delate armonía, sino una sátira que tiene complejos de sicodelia perturbada. No es ese cielo donde las aves te acompañan tiernas en un vuelo celestial. No es esa nube con carácter de madre y blanquecina que te mantiene en un sueño descalzo sin temores y amparado en un éxtasis de socorridad de unión y esperanzas. A ello vuelvo, es un purgatorio, donde caminas, corres y vuelas sin avanzar, estancado en un hoyo insípido, que no te maltrata, pero que tampoco es adepto a mostrarte ni siquiera un esbozo de cariño ni una caridad de sustento ni una impresión de evolución natural; es así que tu sonrisa se mantiene perpleja y llora casi sin existir, es así que tus lágrimas tampoco recorren esos campos de amargura quedándose inmóviles en la cobija de la indiferencia, es así como tu perseverancia se mantiene ida en un viaje perdido fuera de alcance y cae siempre y tropieza con malestar y duerme inalterada lejos de las ganas. Vives impulsado por la inercia y malgastado por la redundancia de ser no siendo, siendo no estando y estando sin estar. Sumido en una mecánica que te muestra las bajezas de estar encubierto por un vacío y vaciarte en cada recipiente de asperezas sin penas ni glorias… es que sólo eres un ente que camina sin su voluntad, pero donde quizás tiene que ir, sin saberlo, sabiéndolo pero no del todo bien.

- Entonces, estar en una especie de purgatorio es permanecer en estado de ente además…

- No es además. Es. Te conviertes en un ente, enjuto y sombrío, inadvertido y surrealista. El ente es, no pretende ser nada ni ser alguien, no pretende ser algo, no pretende ser. Existe, sin embargo su existencia no va más allá de la propia palabra, se limita a lo literal sin profundidad filosófica ni teleológica. Ni siquiera alcanza para ser un concepto ni una pequeña definición, alejándose incluso, de la señalética. Es. Y él vive ahí, en la inercia, donde ya ni el mundo colectivo lo adopta como gramo funcional a su estructura, lo rodea, si; está casi inmerso, si, pero no lo está realmente, convive como un vecino a la colectividad de las masas, ya que el vacío tiene su propio ritmo vivencial y su propia mirada para el mañana. Una mirada ofuscada que no da placer nítido a un entorno que se desquicia segundo a segundo y a veces parece morir cansado y agobiado, agobiado de no poder ser lo que es, por la vesania en las miradas ajenas, por la decadencia en el rumbo trazado. Esa mirada propia que da ese vacío te aleja del contorno poco a poco y pareces ser ciego y pareces no ver por los ojos, sino que por tus pasos que van y van por donde no saben, pero van, caminan tomados de la mano con el viento… es él quien te arrastra por el sendero del minuto a minuto vivo, es él quien te arrastra por los parajes del submundo y te abandona por momentos.
Qué lastimera situación esta. Aunque claro, no es lo más denigrante, ya que aún hay cosas más bajas, aún hay estados más deplorables. Sin embargo, esto es tan insípido, que llegan momentos en que la pena reboza tus sentidos y llega a convertirse en un estado perentorio que te aqueja, que te agobia, que te aflige y sientes, pensando demacradamente, que te sumerges sumisamente en un océano oscuro y tranquilo, sin movilidad, sin más vida que la tuya, cayendo improvisadamente y perdiéndote a la vista de todos. En tu desesperación máxima, esperas que halla algo que pueda sacarte lo más pronto posible… aunque te aflige no sentirte cómodo, te aflige no sentirte digno… y te escondes más aún, mientras te pierdes te ocultas y esperas ya no ser rescatado, sino esperar un pálido reflejo de esperanza en la superficie, que ya se encuentra lejos, que ya casi no se encuentra a la vista. Gran océano este que te acomoda en su profundidad y te muestra en sueños la oscuridad absoluta, mientras todos ríen en la superficie, te ven, pero no ven como te ahogas, porque aún no quieres ser rescatado.

- Vacíos, océanos, perdición, lástima… ¿Seguro esto no es lo más bajo? No me quiero imaginar lo que sería estar en el infierno mismo de la decadencia y el mundo entero aberrado, ¿O es que realmente todo es tan apocalíptico que estamos totalmente ciegos frente a las calamidades más terribles? O quizás nuestra esperanza es tan grande que tratamos de plasmar una sonrisa en cada paisaje del mundo… esto es demasiado…

- Pueden ser todas las variantes a la vez. El contexto es que las cosas realmente son bastante apocalípticas y permanecemos en un cierto índice de ceguez que no lo tomamos tan en cuenta como se debería, no obstante, también existe una esperanza enorme para con toda esta pesadumbre, ya que si no tratamos de pintar un buen paisaje para nuestra vida, caeríamos de manera inmediata en los fuegos del averno. Aunque tampoco hay que abusar, no hay que reírle a la muerte para notar que podemos sobrevivir, eso sería entrar de inmediato al mundo intangible llevados por ella, que no tiene consideración, que está pronta a cada caída mortal, que nos visita a diario para recordarnos que no somos dueños, sino esclavos de una movilidad supraterrenal. Y claro que si, permanecer casi obsoleto en un vacío, tirado en un purgatorio inerte no es lo más bajo. Es notablemente preocupante, pero no es lo más aberrante a lo que uno puede llegar. Ahora, si no hay cabida a una mirada más lastimera de la situación, puede sucederse de otra manera, es decir, mirar este estado de pausa sombría como paso noble a la grandilocuencia de un mañana un poco más placentero, aunque no necesariamente avistar la plenitud absoluta de una vida sostenida mayormente por la felicidad, pero dilucidar el bienestar en encuentros loables y sanos en lo respectivo a la dicha natural que sostiene un arrebol nítido sin caretas, quizás tan simple como eso, o el encuentro de pulcras palabras que se regocijan en un entorno alejado de la polución mezquina que flota en nuestra cercanía, armando una situación única que da placer de ser pulida por la naturalidad de las blancas sorpresas de la vida. Podría depender de cada punto de vista, respecto del nivel de escrúpulos que cada uno posea. Aunque también algunos pueden sostener que de cierta manera en tener una mirada más lastimera, significa martirizarse más de lo debido, más de lo debidamente natural, más de lo subjetivamente aceptable. Pero me parece que no es el caso en si mismo el martirizarse más de lo debido respecto a las diversas adversidades que nos convocan. Se trata de adoptar con plenitud el sentir que nos llueve en el momento mismo, es decir, si duele, que realmente duela, si ríes, realmente hazlo con ganas. Me refiero a tratar de llegar al todo en cada situación, llenar todos los espacios posibles en la muchedumbre de un sentir, ya que el sentir no es básico, es básico el estímulo que te lleva a el caso concreto, pero los sentido no los son por ningún motivo; así, si amas, no estás amando mucho o poquito o nada, amar es amar, es un todo que tienes que llenarlo y sentirlo con todo el querer y la intención dé. Armarte y resignarte a la totalidad de aquello que te toca y te reboza, sino, es como si te quedaras en el camino, muerto antes de llegar al lugar al que deberías. Por eso hay que completar las vicisitudes a cabalidad, y no quedar en mitad donde algo está comenzando y debiera terminar, ese camino es el vivir y es más que evidente que si dejas de vivir, llegará la muerte y te imposibilitará para todos los respectos.
En este purgatorio que vacía los vacíos y vicia lo viciado, está la claridad que te mantiene en el límite fuera de él… y es seguir arrastrado por ese viento que se llama amargura y esa ceguez que te vislumbra pena, arrastrado por esa inercia impávida y esa mecánica frívola, pero sin ser coartado hasta el punto de bajar a los suburbios de la debacle mórbida que suelen caer ciertos seres. El límite y el sin límite es transformarse en ente y permanecer ausente en aquella ausencia que se encuentra en la presencia de todos… es vivir casi sin hacerlo, sin duda es vida de todas maneras.


sábado, septiembre 30, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...



Diálogo sexto.


- Escribo para denunciar, esta analogía que me tiene loco. Es ella… la razón, que no me gusta como se comporta a veces, ¡Es que es tan cierta a veces que me limita! Y no me gustan los límites… menos este tipo de límites, que me han hecho presenciar la muerte más grosera, cobarde y triste. No puedo hacer más que resignarme al hecho, está fuera de todas mis posibilidades e imposibilidades. No puedo creer como tenemos el enorme poder de dar muerte y no para hacer perdurar una preciosa historia. Me indigna todo esto, la ira comienza a rebozar mi enorme paciencia, carcomiendo mi sensibilidad, alimentándome ahora con la vesania en su máxima expresión. Tranquilidad. Lo sé… respiro, está bien. Puedo soportarlo (¿Una vez más?). Me remonto hacia algunos años, hacia algunas distintas situaciones en particular y vuelvo a retomar aquel tema que muchas veces no pude llegar a un consenso decente. La notable rivalidad entre pasión y razón. ¿Quién la entiende? ¿Quién puede soportarla? ¡Si es tan hiriente! ¡Tan irónica e irreverente! Tengo la seguridad de decir que soy un hombre bastante razonable, que cree en la razón, no tan fervientemente, pero es indispensable y necesaria. También, soy un hombre bastante pasional, que se deja llevar por ella, que la siente y se enamora… la pasión, impulso incontrolable y ciego que carece de finitud y dirección. En tanto, el hombre debe poseer aquellas dos virtudes y, debería mantenerlas en equilibrio para encontrar el bienestar. De acuerdo. Pero, ¿Qué hacer cuando debemos decidir utilizando solo una de estas virtudes dejando a un lado el equilibrio? ¿Qué debemos seguir, la pasión o la razón? Increíble, cierto. Podríamos responder que para algunas cosas hay que seguir la razón y para otras la pasión, no es bueno ser tan extremista, ya que para cada cosa hay una delicadez sustancial que necesita de un dominio de virtudes. La pasión incontrolada en la situación equivocada hace daño. Como también podríamos decir que la razón muy controlada en la situación equivocada nos limita de ciertos disfrutes. He ahí el equilibrio entonces, sentir la pasión y dejarse llevar por ella, pero, sustentada, basada, argumentada por un razonamiento previo que nos sirva sólo como una pequeña luz que nos guíe en el oscuro sendero de las ciegas pasiones… cierto. Pero ahora llego al punto esencial. En la práctica es muy difícil plasmar todo esto y actuar como con instrucciones para cada momento… simplemente no se puede. Estamos hablando de situaciones de vida, “vida”, la vida no tiene un manual, no tiene un formato. Por lo tanto, como seres masoquistas que somos vamos siempre a primar la pasión por sobre la razón, es evidente. Yo siempre lo he hecho así, por más que quiera razonar en los momentos más necesitados de razón pura, no me ha sido posible, simple y complejamente porque la pasión me sobrepasa ante cualquier concepto y precepto. ¡Y les pasa a todos! No soy el único. Aunque el problema radica esencialmente en el momento que la razón se sobrepone ante todo, cuando se vuelve implacable, irreversible, imponente y casi suprema… es allí, el pequeño problema, ¡Es allí mi denuncia! Cómo una realidad tan completa de verdad y razón puede llegar a ser tan fría… tan cruda. ¡Cómo puede ser tan insensible que, sin escrúpulos da una puñalada por la espalda a la pasión! Negándole la subsistencia, acaeciéndole la inexistencia como único camino viable. Haciéndola entender que, el tiempo se encargaría de la putrefacción del todo intangible. Crudo. Pero lamentablemente cierto. La razón tiene todo de su nombre esta vez… y eso es lo más triste y lastimero, ya que la razón se sostiene de una convicción mental, sin embargo, esta debe ser recordada para darnos cuenta de su existencia y la pasión es una situación que está adherida en la piel, que roza cada uno de los detalles tangibles e intangibles de nuestro ser, que se acomoda en nuestros sueños, que se mimetiza en una mirada incierta, que envuelve nuestros ojos extasiando el paisaje… entonces, ¿Qué es lo más significativo y difícil de borrar? La respuesta es evidente. Por eso es doloroso que la razón venza todo, pero eso todo se vuelve más insípido y marchito, por eso dar muerte de esta manera es la sensación más impotente que exista. Es decir, sabemos que lo más razonable es desconectar a una persona en estado vegetal irrecuperable en vez de permanecer así, como una planta, el resto de sus lamentables días. Una inyección y listo. Sabemos que es lo más cuerdo, aunque duela. La razón mata… la razón provoca la muerte insostenible de muchas situaciones. Estoy viviendo en carne propia la muerte. La muerte de nosotros. Cuento, nosotros falleció trágicamente siendo víctima de la eutanasia, murió en manos de la vil razón… es vil porque es cuerda… ¡Yo no necesito cordura! Nosotros está siendo velado en la más triste de las despedidas, creo que puedo soportarlo, ya lo acepté… aunque eso no quiere decir que no estoy destruido por dentro, el dolor recorre mis venas y la pena llora acurrucada en el regazo de mi corazón. La rabia es un concepto que en este momento aflora en mí… es que no puedo hacer nada, al parecer la eutanasia era la mejor muerte que podría haber tenido nosotros… te extrañaré.

miércoles, septiembre 20, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...


Diálogo Quinto.
- No es tomarse un café por beber algo. Es el sabor especial de una mañana fría, nublada de tristeza y agotada de sueños sugerentes invadiendo la relativa realidad. Sentarse en un espacio vacío y visualizar un contexto cristalino, lleno de formas deformadas y colores opacos, siendo tú mismo un matiz, o la matriz la cual es circundada por bellos pensamientos que se abrigan con el aroma exquisito de esa taza de café. Mis ojos descansan en el tibio andar de los minutos, suspicaces y misteriosos, que a veces vuelan al amparo de la vertiginosidad pasando inadvertidos con respecto a nuestra concepción y a veces duermen en el regazo de la serenidad, buscando cobijarse en un paralelo de concepciones surrealistas basadas en una idea de acompañamiento abstracto, allí, donde los ojos caen en una quimera que envuelve sueños, esperanzas e ilusiones, emprendiendo vuelos sobre lugares inimaginables, así es, esos lugares… donde un remoto clímax nos llueve siendo la propia cornisa la cual nos adentramos y, asentados, nos enternece la inamovilidad de las cosas, nos enternece la sapiencia del tiempo que duerme en esos momentos librándonos de la cuenta regresiva la cual acaecemos y adolecemos. Y en un esfuerzo casi supremo, pienso… logrando el nacimiento de nuevos acordes mentales, que salen a contemplar aquella lluvia de clímax permanente que acaricia todo a su paso, que pule la suntuosidad de las cosas en este lugar, que paraliza la secuencial vejez, que recita sonrisas resplandecientes, que llena de crepúsculos cada escena en cada pestañeo… aquella lluvia, rebozada de temple y convicción, rebozada de carisma y ansiedad, rebozada de supuestos de eternidad. Aquel café, tibio y sabroso, aquella mañana, fría y ansiosa, aquella mirada huérfana y nublada, intensa hasta el agotamiento, perdida hasta el sin lugar.

lunes, septiembre 11, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...



Diálogo Cuarto.



- ¿Adornar? ¿De qué se trata esto? Es como poner un cuadro de Goya en un mural de grafiteros. Definitivamente no. Es que no se puede adornar lo que por esencia es aberrante, lo que por motivos al azar se degrada. Sería caer en el estimulo de la indecencia por querer tapar el sol con un dedo. Lo que es, es y nada más. ¿Porqué no aceptar que nos inundamos y nuestras canaletas rebozan de fracaso? Así es. Los días grises nos quitan el arrebol de la sensibilidad y caemos desesperanzados corriendo como niños a los brazos de una ilusión, que nos abraza y nos besa la sien haciéndonos parecer ridículos ante la espera de la nada. Es que no se puede esperar nada, por eso nos transformamos al vació, por eso caemos mimados por el abismo, por eso anochece cuando esperamos que el sol nos abrigue, por eso el tiempo pasa y nos sentimos inútiles. La nada… la nada misma, en persona. He ahí que buscamos un sustituto, para no sentirnos tan decadentes, para que el espejo no se ría en nuestra cara… a carcajadas y soberbio de ser quien es, moderando una sutil ironía.
Adornos… hay que plasmar, integrar, componer, constituir; no idealizar en desfase, no pintar de blanco el negro, no suplir con detallitos menores lo grandilocuentemente viciado. Es como tratar de perfumar la hediondez, como intentar ganar sin hacer, como hacer no haciendo, como dormir sin descansar, como comer sin digerir. Si adornamos caeríamos en la réplica de la suciedad, sustituir lo insustituible, prescindir de la verdad a cuesta, que de verdad, es más una realidad cruda sin teñirse de la cocción consecuencial. De allí aprendemos a disfrazarnos, para jugar con la realidad, para condimentar un suculento estofado de diversión, de cuál, tácitamente vamos adoptando aquel disfraz, que se adhiere sin querer, aunque nosotros en un querer secreto lo hacemos parte; lo sabemos, no sabiéndolo.

- Suena bastante denigrante, ¿Es realmente así?

- Es realmente así. Aunque, hay que distinguir, se hace de manera casuística, por supuesto. Por ejemplo, hay quienes adornan, pero con el tiempo ese adorno ya no es lo que por esencia fue, sino que se convierte en el estampado natural, como suprimir todo y crear de nuevo, por lo tanto ya no sería un adorno, ya no se estaría frente a la situación tácita de ocultismo. Es la producción del tiempo, que permite a veces suplir aquello de lo cuál necesitamos adornar, saneándose implícitamente, convirtiéndose el antagonismo, que es el adorno, a protagonismo; y el protagonista opacado muere, siendo el desenlace un nuevo sol que abriga y alumbra, una nueva noche estrellada que inspira, una única mirada profunda y desnuda, un nuevo regocijo a las puertas de la redención.

- Entonces, ¿Qué pasa cuando se adorna en situaciones que necesariamente tienes que hacerlo para proteger lo adornado y que, no es una degradación, no es una ciénaga por la cuál nos avergonzamos, sino el querer perpetuar algo hermoso que por distintas situaciones no se encuentra en el momento?

- Puede o no puede ser loable, dependiendo de las distintas maneras en que se vea aquello o, dependiendo qué tipo de adorno se ha impuesto. Me parece más noble dar a luz a un adorno básico para tampoco opacar la realidad preciosa que está a lo lejos… allí no cabría ningún arquetipo de sustitución ni algún supuesto aunque sea lejano de secundariedad. Esto es, los segundos siempre querrán ser los primeros, allí hay un indicio de peligrosidad, ya que sin querer el adornillo básico actuaría por si solo buscando la oscuridad a su espalda y ser un farol, único y resplandeciente siendo tu inexpugnable opción.

- Es decir, nacería otra arista a la supuesta situación…

- Son consecuencias de un hecho como todas las cosas, por eso hay que cuidarse de los efectos, actuar con guante de seda, inadvertidamente, siendo una sombra en la oscuridad. El mundo es tan amplio y por tal cada cosa es inmensamente delicada, detallada hasta el más no poder. De allí que pensar en una situación, es pensar en un todo extendido porque son las extensiones las que no divisamos y por tal nos sorprenden de distintas maneras, es decir, los efectos relativos al hecho nacen en el punto de congestión en que limita el todo para extenderse abstractamente y siempre ligado al mismo mundo que, ya dicho, su horizonte está mucho más allá que el nuestro.
Por eso el adorno básico, colgado sobre la nada, sin sustento de realidad aledaña que de esperanza, que sea una burbuja flotando por la incertidumbre de tus necesidades, como estar no siendo, como ser no siendo algo o siendo algo en lo relativo; acudiendo al suspenso del próximo segundo lleno de adrenalina incierta y luego desaparecer…

miércoles, septiembre 06, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...


Diálogo tercero.



- En los tiempos de soledad lo obsoleto apremia si no es por eso no querriamos lo que ahora nos roza la piel no querriamos lo que bebemos siendo tu paladar el corazon siendo la bebida tu presente mas querido...
...Pensaba en una frase que dije hace un rato y la verdad es que en este momento la siento y la quiero más que nunca, es por el momento en que uno está viviendo, te das cuenta de muchas cosas, te das cuenta que sientes muchas cosas, a veces recuerdas que sientes tales cosas, tal frase…hace que nazca de mí un ímpetu majestuoso de lo que tengo entre mis dedos en estos momentos, lo que tengo entre mis labios, lo que tengo entre mi ser, lo que tengo entre mis intenciones y los hechos. Recuerdo lo obsoleto y me jacto, me da esperanzas, incluso me enternece, así es, sin embargo, no es por la esencialidad tal de eso que fue, sino más bien es netamente por que es obsoleto y aquello me llena de una energía y una satisfacción que bordea la soberbia tragicómica.

- Es increíble que una frase pueda sonar tan simple a veces, pero a la vez ser tan significativa.

- Es que realmente y por esencia no es simple, pareciese serlo. Esa aparente manía de superficialidad que nos invoca a todos de vez en cuando. No es simple, es que no podemos conjugar en una simplicidad aquello que se torna simple por una ceguez de profundidad en que adolecemos, por el contrario, reboza de complejidad, ya que es casi profética lo que puede llegar a ser una frase. En el momento habla, después cumple, y aquello no es para nada simple, de lo simple se adorna el diario vivir, es como lucecitas que colorean el ambiente. De lo complejo nos sustentamos para motorizar el avanzar por aquel sendero que cruzamos todos para llegar a ser nada más que materia para la entropía. De ello y aquello, todo es, todo no es, todo es ser, nada es no ser y para ser, hay que saber, quien no sabe no es lo que espera de su ser. Y no ser, es no existir. Y no existir es trágico para nuestras pretensiones mortales, banales y letales. Como saber… claro, no es un procedimiento ni existe una cátedra, no hay instrucciones ni palabritas de manual. De ello y aquello, se sabe siendo. Y si eres… es ser. Ahora caemos nuevamente en aquel círculo abstracto que no tiene principio ni final, fue, es y será. De lo que fue ya no podemos hablar, de lo que es tiene que ser mejor de lo que fue, aquello tiene que quedar claro, y lo que será, tiene que ser más de lo que fue es. Y así, circundados en eso abstracto tenemos que volver mejor para así avanzar mejor. Aunque mejor no lo es todo, no es un techo ni la cima de un pequeño avance. De ello y aquello, la evolución, para eso naturalmente servimos. Es cierto, somos la servidumbre de los experimentos de la naturaleza. De ello y aquello, la involución significa la debacle, el desastre, la tragedia humana, convirtiendo en retrógrado todo aquello que se espera para llegar a ser, creyendo ser, pero no siendo, más que un manojo de malaventura insípida que es, pero no será, sino la nada. Y de ello y aquello, punto final.

jueves, agosto 31, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...


Diálogo segundo.



- Es como declararse en estado de sitio, así es, pequeños fragmentos de caos comienzan a adherirse a un estado en que solo convivo yo con mi más que usual parafernalia, repasando desde una sonrisa simple, pasando por una inexpresión anonadada, sobrevolando el vacío desde una perspectiva inmóvil para nuevamente caminar por un terreno baldío y lleno de nada, adornado con parajes de karma y redundancia, allí, justo allí, donde el sol no te toca y el lugar desaparece para quedar en el aire y plasmarte en una sola palabra que puede indicar todo, pero no es la palabra todo, tampoco es la palabra global ni completo ni integral… la palabra es volver. Volver incumbe todo, volver es volver completo, volver de manera integral y callar el silencio para poder callar mi voz y hacer gracia a los pensamientos porque ellos quieren alzar la copa y brindar por esa costumbre eviterna que tienen de aflorar cuando el sentir se torna marchito y las situaciones acaecen en llovizna adversa y casi perversa. Brindar, por los viejos tiempos que son nuestros vecinos eternos y nos molestan por la bulla, queriendo callar nuestra presente euforia de que nos sentimos vivos. Brindar, en esta copa que no está rota, pero que tiene trizas, sin duda alguna, una triza que nos remontará al momento aquel donde nuestros labios se cortaron bebiendo justo en aquella triza que, en deleite de la injusticia nos robaron nuestra bebida, para ya no beber más sino de aquella tristeza que dormía junto a nosotros y nos susurraba los sueños, repitiendo a cada momento que se vestían de tragedia, en los brazos de una dama de compañía, que era la muerte, también disfrazada, disfrazada de princesa pagada, disfrazada de prostituta bien encaminada, encamada y extasiada con nuestra peor existencia.

- ¿A veces sientes que lo que expresas no es tan nítido para el oído ajeno?

- No. Es decir, pienso en aquello, no obstante siento que lo que expreso si es nítido. Sin embargo, el oído ajeno quizás no tiene la agudeza de sentir de manera profunda lo que yo expreso y frente a tal, ya no es mi problema.

- ¿No piensas que es un tanto egoísta tu postura?

- No es egoísmo. Se trata de que si no sientes las expresiones ajenas es una pérdida de tiempo tratar de explicar lo inexplicable, es como intentar explicar con palabras lo que es el amor; simple, pero complejo, lindo, pero odiado, tierno, pero perverso; en fin. Una postura se puede explicar, una expresión se siente y eso es el primer paso. Primero sentir y luego si no hay un entendimiento acudir al lenguaje y aflorar las palabras para así internarse en un mismo mundo, si es así, se puede hablar de la misma manera. Es como un poema, al leerlo, si realmente lo sientes como si lo hubieras escrito tú, como si lo hubieras vivido tú; ese es el sentir, luego hay palabras, oraciones, contextos que quizás puedan ser un poco confusos, entonces explicas y se crea un mismo lenguaje que no es cualquiera, es un lenguaje especial que no se crea fácilmente y que es difícil llevarlo a las palabras. Es como comunicarse con una mujer a través de un beso, no siempre es simplemente un contacto físico, también es un lenguaje, que se transmite de una manera tal en que no puedes explicarlo a través de las palabras, ya que como muchas veces y valga la redundancia, a veces las palabras sobran y comienza a sucederse otro tipo de lenguaje, otro tipo de comunicación, un idioma en que el sentir se conlleva como un silogismo.

sábado, agosto 26, 2006

Diálogos para mí, en mí y para más...


Así como lo dijo Oliveira en Rayuela...
Estos son mis Ríos Metafísicos.
I

- Es que no es quedarse solo, no es tener solo una alternativa. Después de la amalgama viene el silencio, y necesita un oído presente para que toda la parafernalia se lleve acabo. La soledad no lo es hasta que realmente es protagonista, y cuando alcanza tal grado hay que quererla, adiestrarla, hacerla caer en nuestro yugo, sino de lo contrario ya no sería un concepto tan adoptable ni un estado tan placentero… sería literalmente una soledad, lo cuál de ese concepto se extrae la imagen de uno mismo sentado frente al espejo de alguien viendo a muchos siendo nada, viéndote a ti siendo solo un reflejo de lo que nunca has percibido de manera cierta como soledad. Soledad… no es la misma para todos, no es la misma para cada uno.
En los tiempos de soledad lo obsoleto apremia, si no es por eso, no querríamos lo que ahora nos roza la piel, no querríamos lo que bebemos siendo tu paladar, el corazón, siendo la bebida tu presente más querido. En eso estuve, así es, bebiendo lo que sería el trago para mi futuro más cercano, si es que lo tengo por supuesto; embriagué el descanso y tuve el descenso hacia lo que no había tenido tiempo… mi averno, el cuál se vistió de noche para hacerme mirar desde abajo el conglomerado de nubes que no daban crédito al palpitar de mis estrellas que como siempre y como nunca, a veces se ven y a veces no; pero como todo averno, no necesitaba mirar hacia arriba, sino que, solo tenía que no mirar y reposar dentro de mi extasiada tranquilidad… es beber al frente de una imagen rota, es fumar de un cigarro consumido, es disfrutar del antidisfrute… es recitar el compás de la cosa alguna que genera y degenera la distorsión natural de la realidad. Así es que sigo muriendo de a poco, así es como sigo viviendo un poco, pensando en nada, pensando en todo… en todo lo que solamente pueda pensar.
Y miré y oí lo que un susurro insípido me dislocaba, mirando todos esos tragos en el bar, mirando todas esas expresiones para pegarlas en un álbum y venderlo como un reality, para así ironizar el marketing y su supuesto de existencia, claro, vender una subrealidad. Que sarcásticos somos de tener la tendencia voyerista al contemplar una realidad que pensamos es nada más que un átomo a nuestras causalidades vivenciales. Lástima que esos átomos de realidad sean la realidad misma interpretada y nuestra existencia global sea la generalidad que en conjunto conforma ese átomo de realidad. En nuestro sueño colectivo reímos disfrutando las catástrofes, pero ese átomo de realidad es la magra ventana a la coexistencia inconsciente, como hacer un zoom a una pequeña sociedad que sería más grande que nuestro insistir.
Un personaje toma una cerveza contemplando la muchedumbre, un personaje piensa que se divierte en un sitio malogrado, el centenar de ojos ya están borrosos y piensan quizás como seguir borrándolos mientras su mente funciona en vano…

- ¿Y tú que piensas?

- Yo… casi no pienso, observo y recito mis pensamientos en el teatro desapercibido como materia prima a un bosquejo embriagado de una pequeña noche que tan grande es, así como una velada de ángeles y demonios en concordancia frente a esta usual, fiel y distorsionada en grandes cantidades… la cerveza.

jueves, julio 13, 2006

Entre besos


Y yo envolvía tu boca
Tan suave, tan tenue
Contemplando la melodía perfecta
Del cual están hechos tus rasgos.

Te miraba, miraba como no mirabas
Miraba como mi mirada te acariciaba
Y delineaba tus cejas
Besando esos ojos cerrados
Respirando esa pasión que nacía entre tu cuello y mis labios.

El aire nos apretaba con disimulo
Y tú acercabas esa boquita en forma de corazón
Abriéndola levemente al encuentro de mis sueños
Y mis sueños dormían tras mi mirada que enloquecía
Buscándote, encontrándote, y besarte suavemente con los ojos abiertos
Para ver que formas adoptaba ese beso, que besaba el movimiento.

Y yo dejaba volar un par de palabras para que rociaran el momento
Era un rocío límpido y húmedo que nos acariciaba
Cuando nuevamente abrías los ojos para acariciar
Esa leve distancia entre nuestros labios que solo buscaba el roce
Y ese roce hacía que desnudaras mis labios tiernamente
Al compás de mis manos rodeando tu cuello
Al compás de tus dedos rozando mi espalda.

Y tras nosotros sonaba esa música, íntima y casi lejana
Que se perdía en el silencio provocado por nuestra insaciabilidad
El alba nos miraba, dejando un rostro delicado a nuestro enceguecido entorno
Que ya había desaparecido y nos bajaba a la más elevada sensación
Y sentía tus manos apretar mi cuerpo bosquejando una sutil caricia
Danzando con mi torso adherido hasta no poder más junto al tuyo
Y yo movía tu cabello lejos del camino que recorría mi boca
Desde tu pecho hasta el cielo de tus ojos entreabiertos.

Nuestra respiración jugaba en un júbilo casi vertiginoso
Nuestras miradas se iban
Tus hombros descubiertos cantaban un cosquilleo contagioso
Nuestras bocas nuevamente dibujaban un beso profundo y sabroso
Y yo me desprendía, para volver a envolver tu boca
Suave y tenue
Inmóvil y desnuda
Tuya y mía.

lunes, julio 03, 2006

Oportunidad


Ocurrió ese encuentro desesperado
Pasados los segundos incesantes
Y las noches de soledad
En que yo solo oía tu nombre a través de cartas
En que yo solo oía tu voz a través del recuerdo.
Y te miré, pero no por mucho
Solo quería abrazarte, necesitaba tocarte
Y saber que vendría un beso que saciaría el tiempo
Que saciaría las bocanadas melancólicas.
Ahora estábamos frente a frente
Boca a boca
Mirada a mirada
Y sonreíamos
Era tan real que no pareciese serlo
Era tan placentero que no nos mirábamos.
La noche hablaba por si sola
Las estrellas gritaban extasiadas
La luna, con su rostro tierno y sus manos de seda
Iluminaba nuestra cercanía.
Aunque las nubes tenían otro rol fuera de nuestra burbuja
Y jugaban deslizándose en el aire
De un lado a otro
Queriendo demorar o queriendo retrasar
Aquel minuto incierto
Aquel segundo redundante de tensión
Donde ya el café no se volvía tan sabroso
Donde el cigarro raspaba la garganta
Donde el aire se volvía frío y punzante
Donde el silencio se hacía tétrico
En el momento en que tenías que hablar y callabas
Callabas porque no estabas segura
Si el rojo era sinónimo de pasión o sangre esparcida
Entonces soltaste mi mano…
Y yo contemplé como el cielo se nublaba
Sobre nosotros
Sobre todo
Censurando risas y carismas
Aboliendo el sabor del paisaje.
Y vinieron las proezas
Las incertidumbres
La resignación
Y el karma corroborado
De mis sombras y mis abismos
Y caí, lobreguecido por la duda
Sobre mis estadíos.
Del saborear la sombra inerte
Y no abrir los ojos sino después de la muerte
Porque de cada situación
La memoria renace del averno haciéndote acaecer
Y sentir si realmente el viento es unidireccional
Y reflexionar si debo tocar un piano ingrávido
O sentarme a escuchar esa amalgama de sentimientos creados por otros.
Después de cada tormenta viene la calma
Y yo ya me sentía cansado
Aliviado por el silencio mudo que cerraba mis ojos
Y me alimentaba de un nuevo respiro
En que aún no sabía qué respiraba
O radiantes perlas o raíces muertas
Entonces te sentí…
Y pensé más de lo normal y en ti
Teníamos que vernos
Esa noche un poco fría
En una playa que estaba perdida entre los recuerdos
Ya casi borrada del mapa
Envueltos por una oscuridad no usual…
Nos besamos.
Tú ya sabías lo que querías
Y yo sabía que era lo que quería
Tener nuevamente esos pétalos entre mis brazos
Sentir nuevamente ese aroma que me enloquece
Sentir de manera cierta e irreversible que cuando me abrazas
No quieres que salga de tu lado
Sentir que cuando me besas
No quieres abandonar el lecho de mis labios
Que te hablan a través de besos desnudos
Entregados y que nacen a cada momento de tu boca
Que respira mi pasión y te hace apretar mi cuerpo junto al tuyo
Para nuevamente mirarte y sonreír
Para nuevamente ver esa expresión danzando frente a mis ojos
Que me hablan muchas cosas alejada de las palabras
Y tener la convicción cada vez más fuerte
De que eres mi princesa
La dulcinea que sana mis sueños
El ángel que me acompaña a volar
Tomados de la mano
Y recitándonos un Te quiero.

lunes, junio 12, 2006

Con un clavel


Duerme un delirio
En la cama donde se acuestan realidades
Duerme solo
Acongojado y cegado
Duerme con un clavel en la mano
Acurrucado de sueños
Desamparado de concreciones.

El delirio sueña
Tiene pesadillas agónicas
Lúgubres y protagónicas
Moviéndose de un lado para otro
Soñando que no es él
Viendo peces en el aire
Viendo aves arrastrándose.

El delirio teme
A las nubes grises que lloran y lloran
Y se queja
Y despierta
Ahora rodeado de claveles tristes
Húmedos y casi marchitos
Alabando que el sabor amargo es menos doloroso.

Ese delirio cae
Como ensueño de fugaces risitas
Golpeado por sombras
Golpeado por una oscuridad acérrima
Elucubrando una lágrima seca
En su mejilla de grito ahogado
En su rostro de piel diáfana.

El delirio llora
Aferrado a un supuesto
El delirio llama
A lo que no es él
El delirio duerme y despierta
Rodeado de claveles sin cuerpo
El delirio tiembla de ver aquello
Aquello que en su sueño lo hace delirar
No sueña con él
Sueña conmigo…
…Abrazando un clavel marchito.

viernes, mayo 12, 2006

Mi apariencia... ¿Cuando?


Otra vez vuelvo a sentir ese frío
Que no es mío… y no es de nadie
Pero sigue siendo de todos
Aún así me espera sin hacerlo
Ese enlace sinfónico
De imágenes elocuentes
Donde se oculta la lágrima fugitiva
De mis fuerzas y mi entereza
Caída como cascada
Pero sustentada como roble
¿Sustentada de qué?
De mí…
De mi… fragilidad
De mi pudor, de mi torpeza y mi ingenuidad
Mimetizados en un bosquejo tragicómico
Que roza las hojas de los árboles
Que diluye el pensamiento estético
Que se enreda en el aire
Que nubla de miradas la razón.
Otra vez vuelvo a sentir ese frío
Que parece querer ser parte de mí
Vistiendo mi cuerpo
De harapos surrealistas y oníricos
Dando de comer a esta alma
Que vaga por cada lugar
Siendo de nadie
Siendo un callejón olvidado
Que solo se ve en blanco y negro
Como querer pintar el pasado en un cuadro
Como mirar el cielo y verlo gris
Acompañado de matices sabor a incertidumbre
Sabor al abismo eviterno
Sabor ha desconocido y profundo
Es temer…
Otra vez vuelvo a sentir ese frío
Que me llama
Y quiero y no quiero
Enfriarme y paralizar
Dejar de hablar
¿Cuántas noches más tendré que ser noche?
Y endulzarme de lunas y sueños
Seduciendo siempre de manera distinta mis estrellas
Que son tantas… y yo casi no soy
¿Cuántos sueños más nacerán soñándome?
Y despertarlos de mi interior
Muriendo de a poco
Pensando siempre de manera distinta cada mañana
En que el alba no es más que un pestañeo
De la podredumbre de las sombras.
Otra vez vuelvo a sentir ese frío
Triste y olvidado
Dejando a lo lejos el oleaje sereno
Y la bruma romántica
Más no poder adherirme y fluir
Como río incesante de sangre
En las venas ciertas y canalizadas
Donde navegan las risas y la cordura en potencia
¿Cuántas miradas más tendré que cerrar para poder mirar?
Y no arruinar una pupila ciega
Malgastada en visiones inexistentes
Metafóricas y abstractas
Donde el síndrome es la ilusión
Y no la esperanza.
Otra vez vuelvo a sentir ese frío
Que sin pensarlo lo siento
Mucho más que antes
Enfriando el calor del café
Adormeciendo el color del entorno
Masajeando el temblor tenue de mis manos
Que llorando se esconden
Y se duermen
Se duermen lejos y yo no las alcanzo
Como no alcanzo mi mirada
Como casi no alcanzo mis recuerdos
Dormidos ya
¿Cuántos días más se volverán eternos para poder dormir?
Y disfrazarme de novela en un libro cerrado
Como personaje antagónico de la agonía constante
Como un simple cuadro al contexto de otro dolor
¿Cuántos crepúsculos más se esconderán de mis ojos?
Ahora que trasiego
Ahora que, tullido y condenado, me estremezco
¿Cuántos fríos más tendré que sentir para enfriarme de otra manera?
Y ya no poder decir: otra vez vuelvo a sentir “ese” frío…
¿Cuántos acordes más tendré que escuchar para poder tocarlos yo?
Ahora disfrazado
De mí…

lunes, mayo 01, 2006

Nubes de ayer


Son las noches de insomnio
Esas que me despiertan
De tensas noches frías
Dudosas y vacías.

Mal no recuerdo.

En que siempre me hablaba
Pero nunca oía
Y la mirada perdida
Y la cordura escondida.

Si bien recuerdo.

Analizaba si esto era una vida.
¿Qué era una vida?
Trataba de hilvanar conceptos
¿Qué era un concepto?

Calla el recuerdo.

Y el peso de la duda me miraba
Como un profesor mira un alumno
Mientras las estrellas reían
Y una lágrima no alcanzaba a tocarme.

Recuerda el recuerdo.

Escuchaba las risas de la agonía
Y la impotencia caía jubilosa de vivir
Me nublaba como un eclipse eterno
Y las horas dejaban de existir.

Así es, recuerdo.

Entonces los párpados me temblaban
Rebozados de una tristeza inútil
De no comprender todo el sentir
De no sentir todo el comprender.

Satírico el recuerdo.

Así es como la adversidad acaece
Como manto de espuma en la furia de la marea
Así es como el vacío se siente vacío
De vaciarse siendo aún un supuesto de existencia.

Bien recuerdo.

Llueve un mundo onírico en las afueras
Me pregunto: ¿Será un fiel reflejo?
¿O un prospecto de espejo distorsionado?
¿Qué aferra? ¿Qué aleja?

No hay recuerdo.

Es que soñar no es el arte de los optimistas
Es el reflejo híbrido de nuestro interior
Lo que somos con lo que puede suceder
Un pequeño eslabón aún sin colorear.

Dice el recuerdo.

Cierro los ojos pensando
Que quizás sea yo el sueño
Y nadie vive de sueños
Nadie quiere olvidarse de vivir.

Se encrudece el recuerdo.

Como noche fría, como cigarro encendido
Me consumo y alejo
Como mal precepto
Ayudo y desaparezco.

Llora el recuerdo.

Caen imágenes, de cristal y porcelana
Retorciéndose en el ruido de escombros
Como algarabía lúgubre
A esta melodía de nostalgia.

Solloza el recuerdo.

Sintiendo si hay sustento
Para las mamparas de esperanzas
Que abrazan fuerte mi cuerpo
Y deslizan sonrisas a mi encuentro.

Reflexiona el recuerdo.

Concepto o no
Existo y recito
Como luna a mis ojos
Como soledad a mi puerta.

Recuerda el recuerdo.

Son esas noches frívolas
De melancolía y torpeza
Que estalla mi pluma y reboza la tristeza
Como poeta anegado, como ser enclaustrado…

Ya no recuerdo…

viernes, abril 21, 2006

Contexto de un beso.


Es como mirar un grito estrafalario
Y yo callo súbitamente
Perdiéndome en los parajes inciertos
Que solo cabe nadie más que yo.

Aún sabiendo que estoy a tu lado.

Dirijo toda mi atención hacia ti
Concentrado en la pasión que nos circunda
Y tú hablas
De esas cosas que me interesan y te sigo mirando.

Aún te sigo mirando y pienso.

Es que tus rasgos me conmueven
Y hacen de mí un imán implacable
Tú lo sabes y me miras como si te extrañara
Pensando quizás qué durante la poca distancia que separan nuestros labios.

Cada vez es menos la distancia que rige nuestras bocas.

Porque el beso no es solo un contacto placentero
Es dejar que nuestros cuerpos mueran
Y sentarnos en una platea ovacionando aquel movimiento
Rítmico, simétrico, arrítmico y asimétrico.

Para qué hablar del contexto físico que nos rodea… no nos iguala…

Y todo se vuelve aún más hermoso
No más que tú… que miras y piensas, sientes y te alejas
Te alejas de la sinfonía del mañana
Te alejas de ese temor que se llama distancia.

Sintiendo un pálpito en nuestro alrededor.

El rubor en tus ojos tímidos
Y la ansiedad en mis ojos resignados
Hacen un cúmulo de acordes sutiles
En que yo te busco y no te encuentro.

Te encontré… pero aún te sigo buscando.

Entre los arrabales ilimitados
Dentro de un círculo incesante
Alrededor de una estrella infinita
Mordiendo tus labios dulces.

Mientras suena la melodía de nuestros tiernos silencios.

Y yo callo
Y tú me miras
Y me buscas nuevamente
Y me encuentras porque quiero que me encuentres.

Si me buscas es por algo y ese algo se llama sentir
Si sientes me encuentras
Y yo siento y te busco
Para comenzar nuevamente la historia del beso.

Ese beso besado por mí y por ti.

En esa noche oscurecida por mí
En que las sombras me miran irrisorias
Cada vez más diáfanas, asustadas por nuestra pequeña felicidad
Dádiva por esa musa que es la vida, mi vida, tú vida… nuestra vida.

Al caer cegados de emoción y rebozados de producción
Cae el alba… despertando nuestros cuerpos
Sumidos el uno al otro
Siendo los ojos de un nuevo amanecer.

Siendo testigos de un sol mudo, discreto a nuestro alumbrar.


Porque tú eres la princesa que entra a mis sueños
Tú eres un presente que no quiero abandonar
Eres la viña que gusta mi paladar
Te miro y sé que es lo que quieres… te miro y te miro.

Te miro y me da miedo, te abrazo y te beso
Me acuesto y te miro… miro como me miras
Me levanto y te beso
Me vuelvo a acostar mirando un punto incierto.

Porque sé que volverás a abrazarme y besarme
Lo sé… porque sabemos que estamos condenados a querernos.

martes, abril 18, 2006

Solo un susurro...


De susurros melancólicos
Nace en mis oídos aquella melodía
Siendo tocado por un desfase
En que poco a poco me sumerjo
Siendo yo el tocado
Por estrellas y noches
Caminando por una mirada
Que advierte disimulo
Y tropieza con un silencio.
Ese silencio etéreo que cae como rocío
En las suaves puertas de un pensamiento
Introspectivo y dubitativo
Huérfano e inquieto
Como un niño en su pausa de ver el mundo
Así lo escucho
Ese susurro suave y surrealista
Que me encierra súbitamente
Y me aprisiona abiertamente.
No llueven dudas sobre mí
No mojan mis ansias las incertidumbres
Es solo un susurro que proviene de alguna parte
Y mueve un cause de aguas desgarradas
Mostrando solo la lencería de un interior.
Es el movimiento en mi interior
Que añora luceros a lo lejos
Como pupilas sin pestañear
Susurrando pestañeos de tranquilidad
Furor y paz
Agua y vino.
Es el susurro que mueve las olas
Es el susurro que alimenta un suspiro
Alejándose de los labios marchitos de ese clamor
Que solo suspira un calor de esperanza
Como ver un arco iris
Como endulzarse los labios con un beso
Como sentir un susurro a lo lejos y ser alcanzado
Como suspirar un lamento viéndolo alejado con el viento
En el momento en que el tiempo se hace indeleble
Donde la noche nos amenaza con dejarnos
Y lloramos
Y suspiramos
De ese susurro melancólico
Que danza en el aire queriéndonos acariciar
Con un agotado sentido inescrutable.