jueves, mayo 24, 2007

Todas las cosas mueren


Es esa misma canción la que suena
Me gusta porque es parte de mi vida
No me gusta porque vive mi vida.

Aprendo a callar mientras callo
Y miro y siento todo lo que no me toca
Aún cuando sé bailar tango
Aún cuando este traje es mío.

Es una guerra
Y he tenido que abandonarte, mujer
Envuelto en un sentido dubitativo
Queriendo forzadamente creer en la incertidumbre
Pero la certidumbre cubría todo, maldito saber…

Invoqué palabras que salvaban mis días
Días lejanos, días eternos
Subí a los sótanos de esta tierra
Y dormía siempre soñando en ti
Sin embargo, no era mi mente quien me daba esperanzas
Era algo que me señalaba como te alejabas.

Y te alejabas no porque no me querías
Es que no resistías verme casi muerto
Enterrado en la lejanía
Sepultado en catacumbas de ilusiones
Y la espera moría sobre el regazo de la razón
Esa que no puede entrar en mi mente
Esa que se pierde buscando mi cielo en el infierno.

Aquella razón… tullida en mí
Que busca la gravedad en mi mente ingrávida
Como esperar ver una rosa resplandeciendo en una ciénaga
Como querer volar bajo el agua
Como pretender conceptualizar el sentimiento
Aquella razón… que ahora ríe frente a mí
Porque venció
Porque encontró alguien quien la citara.

Es esa misma cancioncita la que vuelvo a escuchar
Y comienzo a bailar esa balada
Por los pasillos de una casa grande y vieja.

Aprendiendo a llorar mientras lloro
Siendo aludido por lo mundano
Recitando una copa de vino
Bebiendo una prosa de angustia.

Es una novela de Benedetti
Yo escribo y me pierdo en las hojas
Tú piensas cuanto me dolerá y escribes
Yo bebo sintiéndome un viejo
Tú decides, agradeces y te desprendes.

Fuimos como arena
Presa fácil del viento
Ahora volaremos cada uno su vida
Pero gocé siendo acariciado por las olas en tu compañía
Amé esas noches que nos acurrucamos aún en el calor
No alabé el entorno, el entorno nos miraba deleitándose.

El tiempo nos abandonó, mujer
Dejó que nos secáramos en las sombras
No teníamos oportunidad, no
Era apuñalar al corazón…
O aceptar de a poco la pudrición
Me dejas porque tienes que hacerlo
Lo acepto porque debo hacerlo.

En esas tierras lejanas quedarás
Y miraré como ese sol se va
Y sentiré como los caminos desaparecen a mi paso
Mi rostro cabizbajo y opaco
Miran ese cielo enjuto que se viste de luto
Porque mi corazón ha caído fugaz
Ya no tenía esperas, al fin quedaba huérfano
Solo acompañado de penas.

Me dijiste que me quisiste, mujer
Yo te digo que te quiero
Espero que no halle pasado lo que más temí…
…Que no hallas derramado ni una sola lágrima por mí
Yo lo hice… sin querer
Me dijiste que fui parte de ti, mujer
Yo te digo que aún lo eres
Me dijiste que te buscara aun esto, mujer
Yo te digo esta vez que lo hagas tú…
Porque seré yo el desaparecido…

lunes, mayo 14, 2007

Momento de aquellos


Sin querer dibujo tus manos
Sobre las mías
Con mi mirada tenue
Que descansa…
En el júbilo de tu suavidad.

Sin querer toco tus manos
Y las envuelvo
Como si fueran un tesoro que no dejaré
Y mi mirada se ruboriza
Al encontrar tus ojos frente a los míos.

Sin querer sonrío
Porque tus manos me acarician
Delineando un suspiro casi ahogado
Encontrando el calor en esta fría mañana
Encontrando paz en esta agitada monotonía.

Sin querer me encuentro con tus brazos
Rodeando mi cuello
Y descanso mi cabeza en ellos
Mientras me aprietan suavemente
Cuando comienzo a notar todos sus detalles.

Sin querer mi mirada se duerme
Y mi cuerpo siente el tuyo pegado a mí
Como cegados de sueños
Nuestras narices se juntan
Mientras un escalofrío se apodera del momento.

Sin querer rozamos nuestros labios
Y mis sentidos alcanzan tu perfume
Cercanamente alejado
Entonces mis manos recorren tu cintura
Logrando que ninguna parte de nuestro cuerpo esté separada.

Sin querer mis ojos despiertan
Viendo lo que no querían.
Sin querer mis manos se encuentran solas
Sin tocar lo que querían.
Sin querer me doy cuenta que escribo para ti
Esas palabras que hablan y cobran vida.
Sin querer enciendo un cigarro y solo sonrío…