viernes, octubre 19, 2007

Morir

En la última publicación, nació en mí un no se qué por subir algo sobre la muerte, claro que tomada de una perpectiva no tan literal exactamente. Y bueno, aquí va un segundo poema, lo cual va dedicado a alguién muy especial para mí que acaba de partir de este mundo, aunque no lo escribí para ella, sino mucho antes, es el tiempo para que mis letras sean un tributo para su magna existencia.

II


Morir es quebrantarse de adentro
Mientras te duele, mientras recitas
Lucecitas opacas…

Morir incumbe estar sentado
Escribiendo una parte de ti
En un papel añejo, en un sentir huérfano…

Mientras algo muere, yo escribo
Mientras algo agoniza, yo vuelo.

Morir es pensar en todo
Un gato, una palabra, una casa, una estrella
Con los ojos puestos en el tiempo…

Morir es sangrar paz
Viendo crucifijos en una historieta
En una hipocresía, en una sonrisa, en una incredulidad…

Mientras otra cosa muere, yo vivo
Mientras otra cosa se desgarra, yo duermo.

Morir es paralizar el mundo
Y todos se mueven, y todos corren
En una selva, en las calles, todos lloran felices…

Morir es terminar de tocar una canción
Y sentir el silencio y sentir como todos sienten
En un espacio reducido, bajando al mundo…

Mientras la muerte mira, yo la observo
Mientras la muerte se acerca, yo le recito.

Morir es no saber morir
Plasmarse en la oscuridad absoluta
Acompañado de un romántico desvanecer…

Morir es morir de a poco…
Fragmentar la vida y reducirse en cada momento
Mientras no ves que mueres
Mientras los minutos caen fugaces
Al abismo de tu mañana.

jueves, octubre 04, 2007

Morir




Bueno, este es el primero de tres poemas que conforman esta pequeña alusión a la muerte, observada más bien, como hecho que puede trastocar desde lo más simple a lo más profundo, o cuan esencia y existencialismo persiste. Y por supuesto, todo sujeto al delirio de interpretación que se pueda llegar a sentir. Al fin y al cabo, es la muerte, así empieza la mía.




I

Morir mirando un espejo roto
Quebrado por una mirada
Morir sintiendo pena
Causada por la pena misma.

Entre lágrimas de risas.

Morir sentado en un sofá
De cuero o de mimbre
Morir entre palabras
Que te persiguen y se ausentan.

Sentado en el limbo.

Morir pintando un ojo
Que mira tu ojo
Morir pensando
Pensando en morir.

Mas pensar en una pupila ciega.

Morir escuchando música
Que susurra, en tanto canta
Morir mirando una luna
A los pies de una playa virgen.

A los pies de tu cuerpo.

Morir frente a una flor marchita
Que te mira morir
Morir mientras te ves morir
Frente a una ventana abierta.

Frente a párpados cerrados.

Morir de todas formas
Es morir
Morir sabiendo vivir
Es vivir el morir

Mas no muero.

sábado, junio 23, 2007

Primero es árbol


Escribo porque no sé qué más hacer
Mientras siento mucho
Mientras pienso nada
Y esta hoja me habla
Me cuenta sobre sus sueños
Me habla de compromisos.
En este momento bebo,
Escucho acordes melancólicos
Y fumo un cigarro
Que se tiñe morado por mis labios
Mientras estos hablan con nadie
Y ríen de nada
Y dejan en el aire mis pensamientos,
Ahora estos sucumben,
Sucumben a la incertidumbre del caos,
Y este caos ríe lejano,
Un poco austero y sereno,
Me lo dicen los segundos,
Aunque sólo fue uno…
Lo vi pasar y quería conversar con él,
Pero no pude hacerlo…
El sólo siguió su rumbo,
Sin pensar en nada,
Sin ahondar en nada
Sólo dejó su fugaz esencia
Y se retiró complacido,
Complacido de dejar un pasado
Que no es muy relevante,
Pero en realidad se hizo parte…
Parte de una de mis bocanadas,
Parte de un acorde en mi radio,
Parte de un sorbo de licor,
Parte de esta eterna noche,
Parte de mí…
Sólo un pasado.
Que ahora no sirve de nada,
Porque doy cuenta que me encuentro,
Que me encuentro en cada rincón,
Que me encuentro casi a oscuras,
Que me encuentro mirando por mi ventana
Y la niebla me mira pensativa…
No sabe si ponerse tétrica…
U ocultar sus suburbios con vergüenza
Y yo rio…
Rio porque de la forma que sea me reiré…
Mientras apago mi cigarro,
Mientras pienso en todo lo que he escrito,
Mientras una ambulancia llora a lo lejos,
Mientras que el silencio añora nacer.
Llora porque es un bebé…
Llora porque quiere que mis oídos lo amamanten,
Sin embargo mis oídos no quieren escuchar,
Quieren relajarse y dormir…
Siempre mienten… y todos le creen.
Yo disfruto en cómo se enmaraña todo esto,
Porque todas las cosas hablan
Y sólo se escucha el caos de mi silencio,
Que se embriaga con esta hoja,
Ya distendida y casi desnuda…
Casi… porque se viste de letras,
Se viste de momentos absurdos,
Se viste de licores y cenizas,
Se viste de miradas que leen…
Se viste de risas que nacen de la lectura,
De esta lectura…
Aunque la hoja esté en blanco….
Debe haber algo que se pueda leer,
Quizás sea esa gran imaginación que me ve…
Que me ve llenando mi copa
Y derramo licor sobre todo…
Y me paro a cambiar una canción,
Porque está más rayada que yo…
Y nuevamente esas sonrisas…
Está bien… prenderé un cigarro.
Porque es tan dañino que me seduce,
Me seduce porque acato mi historial,
Me resigno a mis miles de segundos vividos,
Me resigno de ver la hora y casi no ha pasado,
Yo creía que habían pasado demasiados segundos,
Aunque fueron muchos…
No fueron suficientes…
Vuelvo a sonreír,
Porque me acordé de cierto pasado…
Se encuentra en mi mundo del absurdo,
Y… es por eso mejor no nombrarlo,
Porque seguiría riéndome
Y quizás quién también lo haga.
Me imagino mirando un objeto,
Y ver sus defectos…
Son menos que los míos por cierto,
Y ya casi parece una agonía irónica,
Me vieran discutiendo con aquel objeto,
El se ríe de mí… y yo me rio también,
De su risa y su no pensar.
Es que tengo un par de cosas que decirle…
Pero me da pena… ¡Es un objeto!
Aunque él también tiene pena de mí...
Pero yo sólo imagino su figura,
Su figura absurda,
Está bien… también creada por la naturaleza,
Pero una naturaleza humana,
Y eso es lo más denigrante…
Rio… ¡Y en su cara!
Pero no le tengan pena,
Porque me hacen sentir mal…
En realidad no es cierto,
Sin embargo ya da lo mismo…
El objeto ya se resignó.

Me tomé algunos segundos…
Es que miraba cómo la niebla desaparecía,
Miraba cómo se desvanecía…
Y la copa llena otra vez
Y un cigarro en mi mano,
Muriendo en mis labios,
Mientras esta hoja sigue con los compromisos…
Pero yo no quiero compromisos con ella…
Soy su poeta,
No su amante,
Puedo confesarle muchas cosas…
Sin embargo eso no me subyuga a ella,
Ella está enamorada de mi lápiz,
No de mí.
Necesita a mi lápiz
Y mi lápiz la necesita a ella,
Prefiero no interrumpir ese amor.
Aunque ella insiste,
Por ello mismo te cuento…
Preciosa hoja…
Sumisa y desnuda,
Que esta madrugada me adormece con fantasías,
Me hace soñar despierto…
Y me duerme con sus sueños,
Que me recitan naturalidades extrañas,
Como mirar el cielo,
Como mirar lo etéreo
Y enamorarse del no saber…
Empero, sabes que hay un sentir
Pero este se torna difuso,
Difuso como yo,
En este momento…
Y en muchos otros….
Difuso como la silueta de mi nitidez…
Es que su cuerpo ya se ha ido,
Entre los cerros,
Entre la progresividad de la noche,
Aquella aura…
Aquel cuerpo celeste,
Que oscurece la luz
Y da oscuridad a las sombras
Y da motivo a mi insomnio
Y me besa en la ausencia,
De mi vista,
Pero aún presente…
Y me hablas luna
Y tienes celos de mi hoja,
Que no es más que mi amiga
Y tienes celos de mis palabras,
Que se tornan en todo,
No obstante tú eres el verdadero todo,
Mi verdadera vida…
Que tú sabes que se fragmenta…
Pero hay cosas únicas,
Como mi copa que mira desesperada,
Mi cigarro que añora un fósforo,
Mi noche que pide mi mirada,
El silencio que hace rato quiere atención,
Un esbozo de sonrisa en mi boca,
El objeto que sigue callado y mirando,
Mirando nada…
Y la nada me mira analíticamente…
Sabiendo que hay un todo…
En algún lugar.

miércoles, junio 06, 2007

Despedida



Este es un fragmento, de un monólogo que realizó mi prima en su curso de teatro, que estudia danza por lo demás, por lo cual talentosa es decir poco, sino más bien es que nació para hacer esto... esto, danzar para la vida, danzar para ella y danzar para el resto; con más pasión de lo que la palabra exige. Siendo un pedazo de sangre hirviendo en los túneles del arte...

Esto es dedicado a ti... porque eres como mi hermana, que haces y estás realizando tu pasión... el arte por mayor que en cierta manera y en otro respecto me gustaría hacer...

Te quiero y lo escribí por ti...


- Y pensar que muchas veces solemos ser unos ciegos. Con la única diferencia entre ellos, es que nosotros no lo sabemos y creemos estar cuerdos dentro de un mundo que a fin de cuentas… no existía.

- No creo que se trate de eso. Hay un gran abismo entre ser parte de una ceguera y de una novela de ficción… la novela te la imponen frente a tus ojos, envolviéndote en aquella ficción, en cambio la ceguera es un estado en que uno no quiere ver la verdadera realidad por si mismo…

- ¿Y donde se supone que estoy yo ahora? ¡Dime!

- …Por supuesto que dentro la novela. Tú no tienes la culpa de lo que pasó.

- Quizás si la tenga… por no querer ver la realidad que nacía frente a mis ojos. Sin darme cuenta entré poco a poco en esa ceguera. ¡Cómo no me di cuenta antes!

- Está bien… no llores, tranquila…

- No estoy llorando. Sólo es un… ¡maldito sollozo!

- Leí por ahí que el sollozo proviene de la intranquilidad de la pena, es una osadía póstuma al desgarramiento del alma… no… no deberías estar así.

- ¿Y cómo quieres que esté? Después de todo lo que ha pasado. Yo… lo amaba más que a nada.

- Por favor… discúlpame…

- ¿Discúlpame? ¡Cómo te atreves después de todo lo que he hecho por ti! No lo puedo creer…

- Bueno… espero me perdones algún día. Tienes el corazón puro y noble, sé que lo harás… y más ahora en mi ausencia, que es lo mejor para todos.

- Ni el corazón más puro y noble podría aguantar la perfidia tan macabra con la que has vivido, tengo tanta tristeza y angustia que ya no puedo llorar. Esto parece una agonía que se regenera día a día…

- Quiero que sepas que él te amaba a ti… siempre fue así, nunca fui más que una nube arrastrada por su brisa ocasional. Ni siquiera su amante… porque la palabra amante es mucho decir…

- Si claro… lo único que te garantizo ahora es un adiós. Es la muerte de un momento y la muerte de todo lo que conllevaba colateralmente.

- Espero que no sea esto un adiós… sino una breve despedida.

- ¿Breve despedida? ¿Después de verme casi muerta? ¿Después de haberme enterrado en la lejanía? ¿Después de sepultarme en catacumbas de ilusiones?

- …No hagas más cruel esta despedida, está bien, sé que me odias, sé que quieres verme… quizás muerta. Sé que quieres sacar de tus recuerdos todo esto… sé que quieres que me valla ahora y no vuelva nunca más…

- …Tú bien lo has dicho… nunca más…

jueves, mayo 24, 2007

Todas las cosas mueren


Es esa misma canción la que suena
Me gusta porque es parte de mi vida
No me gusta porque vive mi vida.

Aprendo a callar mientras callo
Y miro y siento todo lo que no me toca
Aún cuando sé bailar tango
Aún cuando este traje es mío.

Es una guerra
Y he tenido que abandonarte, mujer
Envuelto en un sentido dubitativo
Queriendo forzadamente creer en la incertidumbre
Pero la certidumbre cubría todo, maldito saber…

Invoqué palabras que salvaban mis días
Días lejanos, días eternos
Subí a los sótanos de esta tierra
Y dormía siempre soñando en ti
Sin embargo, no era mi mente quien me daba esperanzas
Era algo que me señalaba como te alejabas.

Y te alejabas no porque no me querías
Es que no resistías verme casi muerto
Enterrado en la lejanía
Sepultado en catacumbas de ilusiones
Y la espera moría sobre el regazo de la razón
Esa que no puede entrar en mi mente
Esa que se pierde buscando mi cielo en el infierno.

Aquella razón… tullida en mí
Que busca la gravedad en mi mente ingrávida
Como esperar ver una rosa resplandeciendo en una ciénaga
Como querer volar bajo el agua
Como pretender conceptualizar el sentimiento
Aquella razón… que ahora ríe frente a mí
Porque venció
Porque encontró alguien quien la citara.

Es esa misma cancioncita la que vuelvo a escuchar
Y comienzo a bailar esa balada
Por los pasillos de una casa grande y vieja.

Aprendiendo a llorar mientras lloro
Siendo aludido por lo mundano
Recitando una copa de vino
Bebiendo una prosa de angustia.

Es una novela de Benedetti
Yo escribo y me pierdo en las hojas
Tú piensas cuanto me dolerá y escribes
Yo bebo sintiéndome un viejo
Tú decides, agradeces y te desprendes.

Fuimos como arena
Presa fácil del viento
Ahora volaremos cada uno su vida
Pero gocé siendo acariciado por las olas en tu compañía
Amé esas noches que nos acurrucamos aún en el calor
No alabé el entorno, el entorno nos miraba deleitándose.

El tiempo nos abandonó, mujer
Dejó que nos secáramos en las sombras
No teníamos oportunidad, no
Era apuñalar al corazón…
O aceptar de a poco la pudrición
Me dejas porque tienes que hacerlo
Lo acepto porque debo hacerlo.

En esas tierras lejanas quedarás
Y miraré como ese sol se va
Y sentiré como los caminos desaparecen a mi paso
Mi rostro cabizbajo y opaco
Miran ese cielo enjuto que se viste de luto
Porque mi corazón ha caído fugaz
Ya no tenía esperas, al fin quedaba huérfano
Solo acompañado de penas.

Me dijiste que me quisiste, mujer
Yo te digo que te quiero
Espero que no halle pasado lo que más temí…
…Que no hallas derramado ni una sola lágrima por mí
Yo lo hice… sin querer
Me dijiste que fui parte de ti, mujer
Yo te digo que aún lo eres
Me dijiste que te buscara aun esto, mujer
Yo te digo esta vez que lo hagas tú…
Porque seré yo el desaparecido…

lunes, mayo 14, 2007

Momento de aquellos


Sin querer dibujo tus manos
Sobre las mías
Con mi mirada tenue
Que descansa…
En el júbilo de tu suavidad.

Sin querer toco tus manos
Y las envuelvo
Como si fueran un tesoro que no dejaré
Y mi mirada se ruboriza
Al encontrar tus ojos frente a los míos.

Sin querer sonrío
Porque tus manos me acarician
Delineando un suspiro casi ahogado
Encontrando el calor en esta fría mañana
Encontrando paz en esta agitada monotonía.

Sin querer me encuentro con tus brazos
Rodeando mi cuello
Y descanso mi cabeza en ellos
Mientras me aprietan suavemente
Cuando comienzo a notar todos sus detalles.

Sin querer mi mirada se duerme
Y mi cuerpo siente el tuyo pegado a mí
Como cegados de sueños
Nuestras narices se juntan
Mientras un escalofrío se apodera del momento.

Sin querer rozamos nuestros labios
Y mis sentidos alcanzan tu perfume
Cercanamente alejado
Entonces mis manos recorren tu cintura
Logrando que ninguna parte de nuestro cuerpo esté separada.

Sin querer mis ojos despiertan
Viendo lo que no querían.
Sin querer mis manos se encuentran solas
Sin tocar lo que querían.
Sin querer me doy cuenta que escribo para ti
Esas palabras que hablan y cobran vida.
Sin querer enciendo un cigarro y solo sonrío…

lunes, abril 30, 2007

¿Cuando la noche devoró mi cuerpo?


¿Cuándo la noche devoró mi cuerpo?
Han sido tantas que no podría recordar
Tantos ensueños
Tantos rubores tétricos
Y todo se devora mutuamente
Junto a placeres lánguidos
Y éxtasis revolucionarios.

La noche devoró mi cuerpo
Lo sustrajo de un claustro abstracto
Y de un universo palpable
Donde a veces los silencios callan
Donde los silencios hablan en otro idioma
Y la algarabía llueve en cada rincón
Donde también duerme la muda serenidad.

Y aún no recuerdo
¿Cuándo la noche devoró mi cuerpo?
Así como los pensamientos a veces devoran la expresión
Así como el frío devora el movimiento
Así como la lejanía se devora el horizonte
Así como el momento se devora al pasado
Tan fugaz, tan implacable.

¿Estarán implicados los sueños?
Esos que me despiertan cada noche
Para perseguirme y adornarme con irrealidades reales
¿Estará implicado el insomnio?
Aquel que duerme mis sentidos y los cobija
Bajo la cornisa de la nada y nada misma
Incluso, ¿Estaré implicado yo?

Es en disonancia como se oscurece
Si es el sol el que cae al abismo
O la noche quien desciende al submundo
Son los matices los cómplices
Como una estrella con una túnica
O un halo de luz cayendo de lugar en lugar
En cada segundo de belleza rebozante.

Quizás todo empezó por capítulo
Mi mirada fue la primera en perderse
Jubilosa de estar flotando en cada lugar
Lidiándose con cada estela de susurro
Revolcándose en los jardines de la infinitud
Y corriendo de una estrella a otra
Hasta perderse en un vacío de negro absoluto.

Tal vez siguió la mente
Augurando mundos de quimeras
Posándose en la volatilidad de la vida
Armando constelaciones a su antojo
Ideando una colectividad de despojos vagos
Y murmurando que la profundidad ya no lo es
Hasta desligarse y yacer en un moribundo lugar.

Mi inconsciente siempre observó sereno
Fumaba mientras callaba
Improvisaba ciertos delirios a ratos
Y escribía su nombre en el aire
Mientras miraba atento la sensación de caer
Y lobreguecer en un sueño despabilado
Hasta cerrar sus ojos y callar en algún rincón del cielo.

Entonces mi cuerpo arribó huérfano
Caminando fugazmente en la incertidumbre
Llevando el peso de la bohemia
Y abrazando cada estrella al paso
Caía rendido, a veces
Y deslumbraba ausencia junto a todos
Hasta sentirse olvidado e indubitado.

La noche devoró mi cuerpo
Acariciándolo con prosas susceptibles
A la ternura de un bar
A la amalgama de quimeras en cada esquina
Frente a la mirada irrisoria del alba
Junto al gélido acorde del tiempo
Arrimado a la límpida euforia de mis pensamientos…

¿Cuándo la noche devoró mi cuerpo?
Desde cada noche de existencia
Al entrar por las puertas del crepúsculo.

sábado, abril 14, 2007

Mudos


Sin saber se amaron. Si saber se odiaron. Sin saber no sabían de nada, absolutamente nada… a veces, ni siquiera de ellos mismos. Es como la lluvia cae el cual ellos se encontraban y se abrazaban efusivamente, un abrazo que unía sus cuerpos, un abrazo que desvanecía aquella agónica espera. Es como las hojas secas que vuelan con el viento el cual ellos se esparcían por el mundo como dos partículas infinitas y suntuosas, se esparcían por las calles como aluvión de naturaleza sonriente, se jactaban de ser capullos dando vida, se reían de ser ellos y no ser para el mundo.

Sin saber muchas cosas, ellos lo sabían todo. Se sabían suyos, se sabían de nadie. Y caminaban por parques repletos de sueños inexistentes, parques sumergidos en el aire donde ellos podían volar por donde quisieran sin hacer alusión a los ojos del entorno… y se miraban, siempre como si fuere la primera vez que lo hicieron, con sus rostros estáticos dejando la expresión para el molde de aquellas ventanitas que reflejaba el estado de sus almas, sus ojos eran la puerta para que cada uno entrase al mundo del otro y abrazase cada fulgor que allí nacía como consecuencia del escalofrío eléctrico que sentían en sus corazones mientras pasaban los segundos y ellos estaban allí… mirándose fijamente, besándose con la mirada, abrazándose con las pestañas que se convertían en dulces brazos aterciopelados. Un pestañeo significaba una pausa eterna en que retomaban el aliento para luego sonreír y convertirse nuevamente en almas volátiles que vagan tomadas de la mano y en momentos, iniciar una retórica que acudía desde lo más pragmático a lo más abstracto… y era allí, donde sus palabras aterrizaban para quedar en el aire y cerraban sus labios para acariciar lentamente la oda al silencio… que atenuaba el tiempo, lo convertía en algo inexistente y por ende, cada concepto caía a los avernos más lejanos para dejar sólo un vacío, llenado por ellos… era su todo, era su mundo, su mundo… donde ellos eran amantes, amantes empedernidos, los mejores amantes y los peores. Mientras coexistía ese vacío junto al mundo, ellos eran amantes eternos, nadie lo sabía; solo los objetos, solo los paisajes, solo los sueños, solo la inexactitud del tiempo y la concreción del presente, quizás la relatividad del futuro y también un par de párrafos incrustados en alguna sombra por ahí.

Y era esa sombra quien los atacaba, se convertía poco a poco en un sicario que obraba en son de la razón, esa razón mal intencionada que los quería asesinar, que los quería alejar tan cruelmente, como aplastar un capullo y no dejar que nazca aquella hermosa mariposa y alce sus alas para emprender un vuelo lleno de vida y libertad. Era esa sombra quien los acechaba, vilmente y peligrosamente. Se escabullía de esquina a esquina, entre un mundo y otro, incluso, tras cada palabra. Ellos volaban y la sombra era aquella nube que los inquietó. Ellos caminaban y sentían que eran seguidos… sabían de su existencia, le temían hasta más no poder. Ellos hablaban y en momentos sentían que sus bocas se adormecían… sabían que aquella sombra andaba por allí, escuchando e intimidando.

Sus almas lloraban. Sus corazones lloraban y ellos no podían más con todo esto. No sabían si el tiempo comenzaba a carcomer las ilusiones o era un factor que necesariamente tenía que obrar para que sus incertidumbres se convirtieran en lo que ellos anhelaban con tanto ímpetu.

Mientras tanto, aquella sombra hacía de las suyas, atacaba donde más dolía, no era un ataque directo. La sombra sabía lo que hacía, no por nada ya lo había hecho antes, esto no era un juego nuevo, su experiencia sobrepasaba cualquier manera de resistencia. La sombra sabía como atacar las palabras, convirtiéndolas solo en un pensamiento tímido, convirtiéndolas solo en una escritura íntima y encarcelada tras las rejas de la pesadumbre y el dolor. Era la sombra quien manejaba los tiempos de cada situación y pensamiento, sabía que había que atacar el génesis para que cada acto fuera infructífero y desapercibido, no debía nacer una consecuencia fluida y llena de esperanzas.

Los amantes lo sabían y caían en asperezas casi desesperadas, buscaban respuestas y terminar de una vez por todas con esta sombra, que los había seguido hace mucho y que los había atacado sutilmente causando un efecto adverso para sus pretensiones que a cada minuto se hacían más fuertes… pero ellos se abrazaban y se dejaban sentir, se miraban y sentían que nada de lo que pasaba y atentaba importaba mientras ellos estaban allí, siendo suyos, pero no siendo a la vez, se sabían suyos, pero no lo eran; y eso mitigaba cualquier indicio de expresión fluida como torrente implacable, como lluvia torrencial, como efecto gravitatorio… a veces si caía una leve lluvia de palabras, un poco medidas, un poco cuidadas, pero que dejaban un portal inmenso para que solo entrase aquel magno sentimiento que dejaba al olvido todo el mundo, toda la existencia de lo que ellos no querían ser parte… y se abrazaban nuevamente, mucho más fuerte que antes y comenzaban a volar nuevamente por aquellos parajes que solo eran de ellos y se perdían del todo exterior, sintiendo un grito de impotencia que silenciaba el rozar del viento en las copas de los árboles, que silenciaba la caída de las hojas en un pavimento discontinuo y lleno de baches. Sus ojos tristes se miraban y querían más que nunca salir corriendo para mirarse nuevamente como si fuera la primera vez. Sus brazos débiles se levantaban para tomarse de las manos y sentir ese calor que continuamente los hacía sentirse unidos. Sus sonrisas nuevamente salían a la luz para darse a entender que seguían sintiendo ese escalofrío eléctrico que los inundaba a cada minuto. Sus manos se envolvían recíprocamente para caer nuevamente en esas caricias tibias y sutiles, sintiendo sus cabellos suavemente, sintiendo sus rostros anegados por la congoja, sintiendo cada detalle de sus bocas y sus palabras invisibles cayendo poco a poco en una brisa que los rodeaba y los unía más y más, sintiendo como el imán de sus cuerpos los acercaba poco a poco, cada vez existiendo menos distancia entre ellos, entre sus cuerpos, entre sus rostros, entre sus bocas, entre sus alientos, entre sus silencios… no sabían que se amaban, no sabían que se odiaban, no sabían nada de ellos sabiéndolo todo… mientras la sombra seguía allí, observándolos, se irritaba a veces, pero se tranquilizaba en otras… ellos la miraban de soslayo, ellos no sabían como encontrar la certidumbre para aquel sombrío mañana… quizás eso no lo sabían y quizás nunca lo sabrán, pero se dieron cuenta que siempre van a ser ellos… aunque no estén juntos ahora, aunque nunca se hallan besado, aunque la adversidad haga de las suyas… ellos siempre van a ser, los amantes que nunca pudieron ser.

martes, abril 03, 2007

Remordimiento



Parece una eterna caída
Sin caer en nada
Sólo en esos momentos
De pausas y vigilias
Donde el paisaje duele
De ser pero no parecer
Yo soy… ¿Pero parezco ser?
No quiero caer en la densidad del cuestionamiento
Tampoco en el abismo y el escape
Entonces he ahí este silencio…
No quiero pensar que me habla
Yo sólo lo escucho
No quiero pensar que veo sin observar
Yo sólo miro
Y me plasmo como paisaje
Adherido a esta pena
Y me vuelvo surrealista
Al amparo de la locura…
Tampoco quiero rebobinar y llorar
Yo sólo recuerdo…
Ahora si que caigo
Flotando en la lágrima de la tristeza
Y me estremezco de estar allí
Amordazado y anonadado
No quiero preguntar el porqué
¿Por qué?
Porque la ausencia me llueve
Porque la angustia me reboza.
Realmente es una eterna caída
Fugaz y etérea
Como mi estadía
De alma en pena
En un vacío sereno
De agónica espera.

sábado, marzo 17, 2007

Hombrecillo



Ha alguien en algún lugar se le llamará hombrecillo
¿Qué querrá decir exactamente decir hombrecillo?
¿Por diminutivo?
¿Por resonancia íntima quizás?
El tema es que él es un hombrecillo y punto.


¿Será un enanito?
Porque biológicamente no deriva nada a un “hombrecillo”
¿Entonces?
Entonces derivémosnos a lo literal
“Hombrecillo”.


Ya, literal… un pequeño hombre
¿Pero qué significa un pequeño hombre?
En lo que literalmente se refiere
A algún hombre que siendo hombre no lo llega ha ser
Pero lo sigue siendo, porque es hombre.


Entonces, ¿Cuál es la pequeña incertidumbre?
La pequeña incertidumbre es que él es un pequeño hombrecillo
¿Pero hay que estar seguro de que pequeño no significa una magnificencia?
Buen punto… “cillo” ¿será realmente un diminutivo?
Ahora espero a los profesores de lenguaje o literatura o académicos de la RAE.


Pero… ¿saben una cosa?
Por supuesto… pueden saber muchas cosas… pero
¿Saben que lo que estamos buscando no es un académico de la RAE?
¿Qué es lo que dice la vida?
Por favor… contengamos el contexto.


Está bien, si pudiéramos
El lenguaje coloquial… ¡no el chilenismo!
Porque quizás qué cosas diríamos del pobre hombrecillo que es nuestro tema
Hombrecillo…
No es que me esté dando muchas vueltas al asunto… pero, ¡es un hombrecillo!


¿Poco hombre?
O, ¿muy hombre, pero que no le alcanza para el nivel de hombre?
Yo creo que no, es decir, le alcanza… ¡alejemos el porte por favor!
Mantengámonos serios… yo soy un hombre
Otro puede ser un hombre.


Pero, ¿hombrecillo?
¿Alguien que no alcanza los niveles estratosféricos?
¿Los hombres lo alcanzamos?

Prefiero no redimirme a estratos como esos… las manos al fuego se queman.


Es un hombre que entiende la vida de una manera simple
Por algo es un hombrecillo
Simple… “cillo”
¿Y qué es lo profundo?
Lo insondable.


¿Es un conformista?
No, para nada, al contrario, está conforme
Por algo es un hombrecillo
Que no entren las voces del machismo, por favor
Ustedes saben el porqué.


Lo que pasa es que él piensa solamente en una cosa
Dejemos de lado la simplicidad y la complicidad
Su mirada es fija y potente
No es conformista porque no conoce ese término
El piensa y actúa, vive y sobrevive, bebe y duerme
Es un hombrecillo… ¡qué más le puedes pedir!