jueves, julio 13, 2006

Entre besos


Y yo envolvía tu boca
Tan suave, tan tenue
Contemplando la melodía perfecta
Del cual están hechos tus rasgos.

Te miraba, miraba como no mirabas
Miraba como mi mirada te acariciaba
Y delineaba tus cejas
Besando esos ojos cerrados
Respirando esa pasión que nacía entre tu cuello y mis labios.

El aire nos apretaba con disimulo
Y tú acercabas esa boquita en forma de corazón
Abriéndola levemente al encuentro de mis sueños
Y mis sueños dormían tras mi mirada que enloquecía
Buscándote, encontrándote, y besarte suavemente con los ojos abiertos
Para ver que formas adoptaba ese beso, que besaba el movimiento.

Y yo dejaba volar un par de palabras para que rociaran el momento
Era un rocío límpido y húmedo que nos acariciaba
Cuando nuevamente abrías los ojos para acariciar
Esa leve distancia entre nuestros labios que solo buscaba el roce
Y ese roce hacía que desnudaras mis labios tiernamente
Al compás de mis manos rodeando tu cuello
Al compás de tus dedos rozando mi espalda.

Y tras nosotros sonaba esa música, íntima y casi lejana
Que se perdía en el silencio provocado por nuestra insaciabilidad
El alba nos miraba, dejando un rostro delicado a nuestro enceguecido entorno
Que ya había desaparecido y nos bajaba a la más elevada sensación
Y sentía tus manos apretar mi cuerpo bosquejando una sutil caricia
Danzando con mi torso adherido hasta no poder más junto al tuyo
Y yo movía tu cabello lejos del camino que recorría mi boca
Desde tu pecho hasta el cielo de tus ojos entreabiertos.

Nuestra respiración jugaba en un júbilo casi vertiginoso
Nuestras miradas se iban
Tus hombros descubiertos cantaban un cosquilleo contagioso
Nuestras bocas nuevamente dibujaban un beso profundo y sabroso
Y yo me desprendía, para volver a envolver tu boca
Suave y tenue
Inmóvil y desnuda
Tuya y mía.

lunes, julio 03, 2006

Oportunidad


Ocurrió ese encuentro desesperado
Pasados los segundos incesantes
Y las noches de soledad
En que yo solo oía tu nombre a través de cartas
En que yo solo oía tu voz a través del recuerdo.
Y te miré, pero no por mucho
Solo quería abrazarte, necesitaba tocarte
Y saber que vendría un beso que saciaría el tiempo
Que saciaría las bocanadas melancólicas.
Ahora estábamos frente a frente
Boca a boca
Mirada a mirada
Y sonreíamos
Era tan real que no pareciese serlo
Era tan placentero que no nos mirábamos.
La noche hablaba por si sola
Las estrellas gritaban extasiadas
La luna, con su rostro tierno y sus manos de seda
Iluminaba nuestra cercanía.
Aunque las nubes tenían otro rol fuera de nuestra burbuja
Y jugaban deslizándose en el aire
De un lado a otro
Queriendo demorar o queriendo retrasar
Aquel minuto incierto
Aquel segundo redundante de tensión
Donde ya el café no se volvía tan sabroso
Donde el cigarro raspaba la garganta
Donde el aire se volvía frío y punzante
Donde el silencio se hacía tétrico
En el momento en que tenías que hablar y callabas
Callabas porque no estabas segura
Si el rojo era sinónimo de pasión o sangre esparcida
Entonces soltaste mi mano…
Y yo contemplé como el cielo se nublaba
Sobre nosotros
Sobre todo
Censurando risas y carismas
Aboliendo el sabor del paisaje.
Y vinieron las proezas
Las incertidumbres
La resignación
Y el karma corroborado
De mis sombras y mis abismos
Y caí, lobreguecido por la duda
Sobre mis estadíos.
Del saborear la sombra inerte
Y no abrir los ojos sino después de la muerte
Porque de cada situación
La memoria renace del averno haciéndote acaecer
Y sentir si realmente el viento es unidireccional
Y reflexionar si debo tocar un piano ingrávido
O sentarme a escuchar esa amalgama de sentimientos creados por otros.
Después de cada tormenta viene la calma
Y yo ya me sentía cansado
Aliviado por el silencio mudo que cerraba mis ojos
Y me alimentaba de un nuevo respiro
En que aún no sabía qué respiraba
O radiantes perlas o raíces muertas
Entonces te sentí…
Y pensé más de lo normal y en ti
Teníamos que vernos
Esa noche un poco fría
En una playa que estaba perdida entre los recuerdos
Ya casi borrada del mapa
Envueltos por una oscuridad no usual…
Nos besamos.
Tú ya sabías lo que querías
Y yo sabía que era lo que quería
Tener nuevamente esos pétalos entre mis brazos
Sentir nuevamente ese aroma que me enloquece
Sentir de manera cierta e irreversible que cuando me abrazas
No quieres que salga de tu lado
Sentir que cuando me besas
No quieres abandonar el lecho de mis labios
Que te hablan a través de besos desnudos
Entregados y que nacen a cada momento de tu boca
Que respira mi pasión y te hace apretar mi cuerpo junto al tuyo
Para nuevamente mirarte y sonreír
Para nuevamente ver esa expresión danzando frente a mis ojos
Que me hablan muchas cosas alejada de las palabras
Y tener la convicción cada vez más fuerte
De que eres mi princesa
La dulcinea que sana mis sueños
El ángel que me acompaña a volar
Tomados de la mano
Y recitándonos un Te quiero.